lunes, 9 de noviembre de 2009

Alcoholismo

Alcoholismo en los adolescentes.
¿Una enfermedad o un entretenimiento?

El consumo de bebidas alcohólicas ha sido siempre fuente de graves problemas, pero en la época actual sus efectos negativos se han agravado por circunstancias nuevas. Una de ellas es que las bebidas alcohólicas se han popularizado rápidamente entre los adolescentes y cada vez son más jóvenes las personas que beben. Las causas que llevan a consumir alcohol a la juventud son múltiples y variadas.

Para algunos, significa el falso atractivo de entrar en el mundo de los adultos y romper con las pautas que marcan el universo de la niñez. Para muchos más, en cambio, no hay verdadera diversión sin alcohol de por medio, y ello porque el alcohol, aun consumido en pequeñas cantidades, estimula la corteza cerebral y vuelve a las personas más desenfadadas y ocurrentes. El problema es que tras esos primeros efectos de euforia aparece una pérdida de autocontrol y las personas asumen conductas que sin el catalizador etílico no serían capaces de adoptar.

El alcohol ingerido en forma abusiva constituye un factor denominador común en muchos de los graves problemas que enfrenta la sociedad Argentina.

Nuestro país tiene más de 1.265.000 alcohólicos mayores de 16 años, pero lo sintomático del futuro nada promisorio es que tiene más de 800.000 menores de entre 12 y 15 años que ya consumen alcohol regularmente.

En la provincia de Buenos Aires la encuesta anual realizada por la Spadla el año último arrojó que el 75% de los bonaerenses comienza con las bebidas alcohólicas antes de los 18 años.

Esta precocidad pone de manifiesto una situación de aceleramiento en la reducción de la edad de inicio: el 35% comienza a beber entre los 16 y 18 años; el 31% lo hace entre los 13 y los 15; en tanto, hay un 9% que actualmente experimenta con el alcohol antes de esa edad.

El abuso de alcohol en los menores se encuentra instalado y socialmente aceptado. Se ha resuelto impulsar una fuerte ofensiva contra la venta de alcohol a menores en la provincia de Buenos Aires.

Hasta hace algún tiempo, y no sin cierta condescendencia, esta nociva costumbre fue considerada una moda temporaria que más tarde o más temprano -como tantas otras-, terminaría por extinguirse. Esa actitud permisiva tuvo graves consecuencias: la afición por el alcohol se ha convertido en un hábito que tiene hondo enraizamiento en las franjas más jóvenes de la sociedad.

Cualquier transeúnte puede presenciar el desalentador espectáculo de menores que beben en la vía pública, en algunos casos refugiándose en los umbrales y en otros a la vista y paciencia de los demás. ¿Cómo obtienen las bebidas a pesar de las reglamentaciones vigentes?. Éstas son reiteradamente violadas porque nadie se preocupa por hacerlas respetar. A ello se suman otros dos factores: el cuidado despreocupado de los respectivos núcleos familiares y el desmedido afán de lucro de ciertos comerciantes a los cuales tiene sin cuidado el daño que provocan.

Al traspasar los límites de una ingesta moderada y esporádica, los bebedores de alcohol -tanto más cuando se trata de jóvenes- se arriesgan a transformarse en adictos.

Las cifras del consumo juvenil comienzan a ser preocupantes por su progresivo asentamiento y, sobre todo, por las pocas barreras capaces de contrarrestar su incidencia.

Las estadísticas nos indican que la droga está presente en muchos ámbitos antes incontaminados, sobre todo en los juveniles, donde el camino de introducción es preparado por el consumo desmedido del alcohol.

El alcohol representa una droga "lícita" con la cual se inician los jóvenes en el vicio adictivo porque es barato, accesible y socialmente aceptado. Las organizaciones criminales lo utilizan como una puerta a nuevas experiencias dado que trabaja abriendo brechas en las que se infiltra, gradualmente, el concepto de iniciación en el consumo.

El exceso en el consumo de alcohol suele ser el primer paso antes de probar la marihuana o la cocaína. El alcohol es, en muchos casos, el camino a la droga y muchísimos jóvenes han comenzado a transitarlo.

En Al-Anon, asociación que agrupa a los familiares de alcohólicos, afirman que antes lo más común era hablar de mujeres e hijos de alcohólicos. Pero cada vez es más frecuente ver padres, amigos y maridos, ya que en los últimos años se incrementó el número de adolescentes y mujeres que tienen problemas con el alcohol.

Por ese motivo, fundaron grupos de padres donde es posible compartir experiencias.


Etapas del alcoholismo

Etapa II

En la primera etapa el individuo:

1. Bebe demasiado en todas las reuniones.

2. Aumenta su tolerancia y la frecuencia de la ingestión.

3. Bebe con rapidez.

4. Sufre lagunas mentales.

5. Siente preocupación por beber.

6. Bebe furtivamente.

7. Manifiesta un cambio en la actitud y la forma de beber.

Etapa II

Durante esta etapa el individuo:

8. Sufre pérdida de control.

9. Bebe en la mañana para curarse la curda.

10. Siente aumento del impulso sexual y, al mismo tiempo, impotencia o frigidez.

11. Inventa un sistema de pretextos.

12. Sufre por los reproches de la familia.

13. Derrocha.

14. Muestra agresividad y conducta antisocial.

15. Siente remordimientos persistentes después de las borracheras.

16. Hace intentos de dejar de beber.

17. Cambia su modo de beber.

18. Ocasiona la pérdida de sus amistades.

19. Siente resentimiento.

20. Pierde su trabajo, o cambia frecuentemente de trabajo.

21. Su familia se aparta, forma una unidad defensiva, y cambia de hábitos respectos a las amistades y a la comunidad.

22. Piensa en el escape geográfico.

23. Recurre al ocultamiento.

24. Casos que pueden producirse en cualquier momento: hospitalización, divorcio, accidentes y arrestos.

Etapa III

En esta etapa el individuo:

25. Sufre borracheras prolongadas.

26. Pierde la tolerancia al alcohol.

27. Le lleva más tiempo recuperarse de una borrachera.

28. Padece temores indefinidos.

29. Se derrumba su sistema de pretextos.

30. Tal vez tenga que ser recluido en una institución mental.

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